Ética para cardenales

jueves, 5 de febrero de 2009

... En su visita a España, el cardenal Bertone ha recordado la teoría ética oficial de la teología católica que tantos problemas causó durante la confección de los DDHH en 1946, y según la cual "cuando la Iglesia habla de derechos humanos no se olvida de fundarlos en Dios ni de enraizarlos en la ley natural. La fuente de los derechos no es nunca un consenso humano, por notable que este sea."

Sin embargo, no importa si los DDHH emanan de Jehová, de Brahman, de Alah, de la Naturaleza o son una creación humana. Si tener derechos fuese tan natural como tener hígado o la gravedad de los cuerpos no habría más que sentarse a esperar que funcionaran, y no habría que reconocerlos ni firmarlos en cartas y tratados. Pero la ética no funciona sola, sino que hace falta comportarse éticamente, es decir, convencerse de que lo más inteligente es comportarse bien. Hay dos vías por las que llegar racionalmente hasta el bien: demostrando que algo es bueno o justificando la bondad de un acto. La primera es la vía religiosa, pero hay tantas religiones como morales, y cada una funda sus principios en creencias subjetivas cuya verdad no puede demostrarse y que a menudo chocan entre sí. La segunda es la vía laica, que consiste en pensar la ética como un saber al que se llega por razón práctica, así que lo que hay que hacer es justificar la efectividad de sus principios a la hora de resolver los problemas universales que tratan de atajar.

La persona religiosa hace el bien porque cree que es lo correcto, de manera que en el momento en el que sus creencias se tambalean también lo hace su moral. La persona laica, en cambio, hace lo correcto porque es lo que está bien. Es el banco de pruebas de la realidad, de la historia, de la experiencia humana, la que le dice que un acto no coadyuva a la justicia y a la felicidad, y que, por tanto, hay que fundamentarse en otros valores y en otras verdades.

Read more...

Un dictamen contrarrevolucionario

jueves, 29 de enero de 2009


... La resolución del Tribunal Supremo contraria a la posibilidad de objetar a Educación para la Ciudadanía ha escocido en muchos colectivos que esperaban que la instancia judicial unificara a su favor el criterio diverso (aunque mayoritariamente favorable a la asignatura) de los tribunales autonómicos.

Podrían comentarse muchas de esas reacciones, las cuales muestran a las claras el cínico respeto por la justicia de la España democrática que presentan muchos de los que esperaban un espaldarazo a sus intereses. Como ejemplo está el caso de CECE, una organización educativa de esas que homenajean a obispos (que tanto hicieron por el "delirio" de la objeción de conciencia y la libertad moral durante 40 años de religión católica obligatoria) , y que se ha permitido solicitar a los directores de los colegios de la Confederación que "actúen con absoluto respeto a las decisiones que adopte cada familia" evitando presionar a los alumnos hijos de objetores para que entren en las clases de EpC.

O sea, que una hay una ley que dispone la obligatoriedad de cursar EpC, y encima una sentencia del Tribunal Superior de Justicia que niega la posibilidad de objetar a dicha ley, y pretende esta organización "educativa" que los centros incumplan la ley y la sentencia del TS. Es decir, si mañana un alumno se niega a entrar a matemáticas porque ninguna sentencia le ha dicho a él especificamente que deba de cursarla, el profesor no debe "intentar forzar al alumno a que entre a clase", ni, naturalmente, informar a la delegación de educación pertienente para que tenga constancia del caso de absentismo escolar para que las autoridades pongan remedio, como es su obligación.

Perfecto. Esto es lo que los profesores necesitaban para reforzar su tan denostada autoridad; que haya colectivos que, encima, insten a los padres y a los niños a tomarlos por el pito del sereno, y a no cumplir la ley. Eso sí que es dar ejemplo a los niños de educación cívica y respeto por las normas. Llegan como siempre: con mucho retraso y malamente. Mayo del 68 pasó hace 40 años, pero entonces no alzaron la voz junto a los estudiantes de toda Europa porque el Caudillo ya nos obligaba a todos a dar la moral de su religión. ¡Qué revolucionarios les ha vuelto la democracia!

Read more...

Israel es un grave problema

jueves, 15 de enero de 2009

... Las ejecuciones extrajudiciales de presuntos terroristas e inocentes de todas las edades que está llevando a cabo el régimen israelí son muchísimo más deleznables que cualquier masacre terrorista, puesto que se hacen en nombre de la democracia y del derecho, poniendo así en tela de juicio la eficacia de las soluciones políticas que creemos más éticas a la hora de regular la convivencia. Bin Laden, como Israel, mata masivamente, pero mientras aquel sólo puede quitarte la vida, el estado sionista nos está desarmando moralmente al justificar sus crímenes bajo el argumento de una pretendida defensa de nuestros valores. Israel, quienes colaboran con él, quienes legitiman sus acciones y quienes miran para otro lado son los verdaderos enemigos de la civilización.

Read more...

De la difusión del ateísmo

martes, 30 de diciembre de 2008



... Ha llegado hace poco hasta Barcelona el autobús con el que Richard Dawkins y la British Humanist Association pretenden popularizar el ateísmo entre la ciudadanía europea; si bien, a tenor del eslogan elegido, quizás sea más acertado hablar de campaña por el escepticismo y contra el puritanismo. Algunos ya se han apresurado en tacharla de ataque al catolicismo, olvidándose de la reciente y multitudinaria misa callejera que oficiaron los gerifaltes episcopales en Madrid, y donde en otra ocasión más se lanzó una diatriba contra el ateísmo, la laicidad y otros errores modernos. Habría, además, que recordarle a los inquisidores españoles que la propaganda de creencias en el transporte público no es un invento ateo.

Como ateo convencido me interesa toda estrategia que se presente con el propósito de hacer pedagogía de lo que me parece la postura más razonable que puede adoptarse frente al hecho religioso. Sin embargo, el lema escogido, aunque pueda resultar llamativo, no me parece en absoluto adecuado. Caso a parte es la extrañeza que a los españoles, tan poco dados al término medio y a la duda (véase la manera en la que la desechamos cuando decimos "seguramente venga", es decir, "vendrá seguro", aunque no las tengamos todas con nosotros), nos pueda causar que se discurra sobre Dios en términos de probabilidad.

Aunque la práctica del ateísmo, como todo comportamiento humano, tenga repercusiones morales, en ningún caso propio supone comulgar con una moral preestablecida ni defender una teoría ética particular. Los ateos no somos más que herederos ilustrados de la tradición profanadora occidental, en el sentido de la desacralización del mundo que acometió el cristianismo helenizado en su transir histórico, y que desemboca inexorablemente en el ateísmo como grado sumo de incredulidad. Usando la figura literaria tan cara para Marina, el ateísmo es un vástago parricida del racionalismo cristiano. Una razón coherente no podía limitarse con argumentar en contra de Zeus, Júpiter, Alah, Quetzalcóatl y las demás especies de dioses no cristianos, sino que tenía que acabar apuntando hacia el género mismo, a la categoría de la que cada divinidad es un caso. Desde Kant sabemos que la razón crítica es por esencia trascendente.

Sin embargo, el cristianismo -como toda religión de su entorno histórico- se ha ocupado y preocupado tan profundamente de la dimensión moral de la vida humana que a muchos ateos les parece necesario acometer desde ella la crítica a la credulidad. Así, piensan que si la moral cristiana atemoriza a los pecadores con el infierno entonces hay que lanzar un mensaje epicúreo -incluso hedonista- de relajación de costumbres y liberación de restricciones morales. Me parece una estrategia errónea porque acepta la premisa de que moral y religión son aspectos de una misma cosa. Una de las principales razones por las que la idea de Dios sigue propagándose como un virus infeccioso por las meninges de muchas personas es que las religiones se han esforzado durante milenios en colgar la moral de la tribu del gancho trascendente divino. ¡Uhhh, si no hubiera Dios todo estaría permitido!, nos amenazaban. No es cierto, porque la moral, compañera de la humanidad desde su nacimiento, como todo saber práctico no necesita para funcionar de que desarrollemos una teoría que la justifique. Dicho con un ejemplo prosaico: un futbolista no necesita ser Galileo para imprimirle parábolas a la pelota, sino que conforme desarrolla su actividad aprende a solucionar el problema práctico que le plantea marcar un gol. La moral se ocupa de algo similar: de resolver los problemas que plantea la práctica de la convivencia.

La mayoría de los creyentes que conozco explican sus convicciones con un discurso moralista, y otros muchos dicen haber llegado hasta la profesión de determinado credo también por vía moral, así que pienso que si los ateos sabemos explicar bien que la relación entre la moral y la religión no es necesaria sino contingente tendremos gran parte de la batalla contra el teísmo ganada. Y ello sin tener que sumirnos ante el pasotismo posmoderno o directamente amoral que los propagandistas religiosos pretenden atribuírnos.

Read more...

  © Blogger template Cumulus by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP